12 de febrero de 2012

Visiones vidriosas

Lo vi todo, como brotaban de aquellas esferas perladas con declinaciones melíferas, aquello que interpretaría como el recuerdo más doloroso que por ahora conservo. Su sonido, acompañado del peor de los cantos de sirena nunca oídos, que podría hacer que la mayor concentración de rudeza se viese ahogada en sus penas.
No se como algo como aquello pudo causar tantos estragos en la piel de eso a lo que llaman amor propio, pasé de ser alguien cuyo objetivo fue el si mismo a otro muy distinto cuya única inquietud era el desvaneceserse como las pisadas que junto a aquella mujer, marcó en la arena de la más tranquila de las playas.
Sólo fueron dos sus causantes, detonadoras de mis males, las que hicieron que se produjese un hondo vacío en lo más recóndito de mi interior. Hasta la parte más oscura se vio abrumada por aquel acto.
Impotencia total.
Tras haber llegado a vivir los momentos mas felices, pasé repentinamente a ser autodespreciado por mi propia conciencia inquieta.
Disculpas en vano.
El daño queda marcado cual hendidura producida por un clavo perforando una tabla de ébano.
Olvido.
Que más que resignarse uno mismo y cargar con sus consecuencias, que fueron derramar sus lágrimas.

1 de febrero de 2012

Impulsos

Impotencia que recorre todo mi cuerpo al ver lágrimas de quien amo derramarse por mi culpa.
Necesidad vital de correr, de evitar recordar quien soy. Vergüenza propia.
No encuentro el momento exacto en que deje que mi flor marchitara. Se apagaron las luces.
No quiero más, no quiero hacer sufrir, no quiero sufrir, no se que quiero.
Siento que todo se desvanece como castillos de naipes guiados por el viento, mi mundo vuelve a tornar frío como merecía, siento que todo cuanto imagine eterno se fue por mi culpa.
Que más que otra tortura de mi material cuerpo, el no poder moverme, el reaccionar ante ésto.
Desconozco el actuar bien. Desconozco el merecer algo. Desconozco de mi.
Necesidad. Egoísmo. Amor.
Necesito de ella y me pierden mis impulsos...