Otro año más. Sólo otro. Tampoco le voy a dar tanta importancia como parece tener, solo es el "final" del periodo de rotación de la Tierra alrededor del Sol, nada más.
Lo que realmente me molesta de ésto, son los deseos, todo aquello que siempre, con toda la ingenua ilusión del mundo, pides mientras te estás comiendo las uvas o brindas con champán. Si algo me ha demostrado el escaso tiempo que llevo aquí, es que soñar es una vaga pérdida de tiempo, ya que todo cuanto sueñas, solo se queda en eso, en meros sueños que no se cumplirán jamás, porque lo imposible, lo es, si no, dejaría de ser imposible.
Por ese motivo, odio el comienzo de otro año, porque me hace darme cuenta de que sólo estoy desperdiciando el tiempo, que estoy viviendo de sueños que realmente no sirven para nada. Que todo cuanto hago, sólo es una pisada más en la arena de aquella playa que se borrará con el paso de la primera ola. Todo es efímero desde una perspectiva lejana, ya que un año puede parecer largo, pero cuando miras atrás, ves todo cuanto has dejado pasar, todo lo que has hecho, bien o mal, todo por lo que has soñado.
Realmente, al igual que todos, seré tan ingenuo de pedirle al 2011 felicidad para todos, como es normal, aunque sé de sobra, que eso es algo potencialmente imposible, ya que la felicidad no se alcanza bebiendo champán y vistiendo de rojo. La felicidad se consigue con sangre, sudor y lágrimas, y muchos, tras dejar pasar los años, no la consiguen. Yo, personalmente, ya dejé de buscar estrellas fugaces en un cielo nublado, porque por mucho que les pida algo, sé que ese algo es inalcanzable para mí, y que por mucho que esas estrellas iluminen, no lo harán tanto como lo hacían en mí sus ojos al mirarme.
Sólo quiero, que en éste año pre-apocalíptico que llega, deje de sentirme nadie, que algún sueño, por ínfimo que sea, se cumpla, y sobretodo, recuperar la luz aquellos ojos que disipaban la niebla en este corazón oscuro.
Feliz 2011 a todos.
Atentamente: el del otro lado de la pantalla